XIV
No hay
nada más difícil
que
vivir con uno mismo…
Ser la
propia cárcel
y no
poder escaparse a ningún lado.
Sentir
los labios secos y baldíos
besando
la niebla de un cigarro…
Y los
dedos helados de la soledad
tocando
el corazón.
Llevar
esperanzas
que
son como mapas turbios
o
brújulas rotas en la ciudad…
Y
andar buscando sin saber
qué ni
cómo ni dónde.
Mirar
venir esa jauría de sombras
mordiendo
el silencio…
Y ver
un recuerdo ebrio
mojando
las noches.
¡Estar
tan lejos y abajo
de la
cuna de las estrellas!
No hay
nada más difícil
que
vivir con uno mismo…