ROSAS DE OTOÑO


Rosas de otoño

De mañana, entra mi hijo y ríe... trae...
un tallo con hojas y un pimpollo de rosa. 
Me besa y me dice suave al oído.
-Es... ¡para mi mamá...! estaba solo.
¡Hace tanto frío...! él, le dará  su perfume.
-Qué hermoso regalo me traes...
las rosas de otoño, son  mis preferidas.

Busco recipiente para joya tan preciosa,
un florero de cristal tallado, espera y digo:
-Este, es el más adecuado...
Agua cristalina le da transparencia.
Aspiro, siento el perfume del pimpollo
que tiene vida, que se abrirá en  rosa...
Habla sin palabras, siento su compañía.

El florero se refleja en el espejo...
y tengo, dos pimpollos en vez de uno. 
Uno real, al alcance de mi mano...
hace posible la ilusión de otro, inaccesible.
Es  la magia del espejo, que me regala
en sus reflejos, tan grata compañía
y tiene el sortilegio de hacerme sonreír...

Pasan los días, el cáliz abre ventanas,
va dando paso a los pétalos inquietos.
Asoman, son de color rojo intenso,
Pero, van creciendo y... son blancos.
-¡Es posible este matiz inesperado...
del pimpollo  que se abre en rosa!
Y es, rosa blanca con sus bordes rojos.

 Al llegar...te detienes, miras,    
 con admiración la rosa y preguntas:    
 -¿Es el pimpollo que le traje mamá?    
 -Sí, ¡son hermosas las rosas de otoño!   
 -¡Qué bellas lucen  las dos...!  
 Y miras, la rosa  reflejada en el espejo.
 -Pensar que es tan efímera su existencia.

Hoy amaneció triste mi rosa, se despide.
Ante su inminente partida, una lágrima,
se desliza sobre sus pétalos marchitos.
Poco a poco se arrugan, se van secando.
Cae un pétalo, como una ofrenda de amor.
Tiembla mi mano al tomarlo, siento...
Su aroma de rosa, me habla al corazón.
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